Poemas de Liliana Ebner

¡CUÁNTO DOLOR HAY EN EL MUNDO!

“Bárbaros, las ideas no se matan”
Domingo Faustino Sarmiento
¡Cuánto dolor hay en el mundo!
Cuánta injusticia y muerte innecesaria.
Por ser rico, por ser pobre, por ser honesto o inocente.
¡Cuánto dolor hay en el mundo!
Por ironizar o satirizar, por reír o llorar,
por plasmar en imágenes o con palabras la cruda realidad.
¡Cuánto dolor hay en el mundo!
Por no aceptar la individualidad,
por no respetar los ideales que no dañan,
por no pensar lo mismo,
por defender creencias sin intención de herir a nadie.
¡Cuánto dolor hay en el mundo!
Cuando se pierde el respeto por la vida misma,
cuando esta nada vale, nuestro planeta se tiñe de rojo
con la sangre de simples individuos que intentan expresarse, entonces se apagan las estrellas, se ahogan las voces,
se sofocan los sollozos,
se borran las palabras
y el miedo ocupa el lugar de tantos puros sentimientos.
¡Cuánto dolor hay en el mundo!
¡Cuánta violencia sin sentido, cuánto idealismo desmedido
causa tanto dolor y sufrimiento!
Pero el lápiz nunca muere, siempre hay una punta nueva que vuelve con palabras indelebles a refrescar la memoria de los presentes y hacer justicia por los que se han ido.
Porque las ideas no se matan, nunca mueren, se debaten.

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CÓMO DESEO
Como deseo abrazar tu invisible cuerpo
y apretarlo fuertemente contra mi pecho,
para que mis latidos y los tuyos sean solo un corazón latiendo.
Como deseo perderme en tu dulce mirada
y penetrar hasta las profundidades de tu alma
y comprobar que quietamente sigo estando.
Como deseo el néctar de tus labios y esa boca que se abre
sedienta de amor, de pasión y de besos.
Como deseo tus caricias
que encienden mis deseos más secretos.
Como deseo fundirme en cada poro de tu piel
para vivir allí escondida,
sin que nadie nos mire, sin que nadie murmure
y dormirme al calor de tus besos, con el contacto de tus manos
y de ese fuego abrasador que derrite al más gélido invierno.
Como deseo que nunca muera el recuerdo
y que en la vejez me acompañe el dulzor del primer beso
y aquel contacto atrevido que con tus ligeras manos
hizo temblar a mi cuerpo
Como deseo que nos acompañe siempre
aquel jugoso néctar y el despertar a lo incierto.
El sentir esa corriente que estimula los sentidos
el estremecimiento, la lasitud, el abandono,
el ser dos en solo uno.

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NO ME DES NUNCA LA ESPALDA

No me des la espalda como aquella vez
Cuando te llevaste en tu boca de mis labios la piel,
Cuando me dejaste como huérfana sin nido,
Desnuda, sin protección ni abrigo.
No me des la espalda nuevamente
porque quiero siempre cerrar los ojos y de frente verte.
Porque necesito tu mirada posada en el hueco de mi cuello
Y saber que están tus manos abiertas
Para impedir que me caiga.
No me des nunca la espalda
Porque me recuerda el día en que te vi irte en silencio
Y seguí tu figura hasta que se perdió en un horizonte incierto.
Yo pensé que volverías… qué increíbles son los sueños!!!
No quiero verte de espaldas
aunque entre nosotros exista el tiempo y la distancia,
Porque me recuerda al día en que aquel mar que rugía
Se llevó a sus profundidades
Todo aquel amor que recién nacía.
Porque ese día sentí…
Que yo también te daba la espalda.
No me des nunca la espalda
Como hace unos días
En que no quise darme vuelta
Para no revivir la historia
De aquel amor de primavera.
Déjame ir primero
Sentir el calor de tu mirada sobre mi cuerpo
Y saber que estás allí, de frente y para siempre.
Aunque la verdad sea una silueta
Dibujada en la oscuridad de una noche de insomnio.
No me des nunca la espalda, por favor… te lo ruego.

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