A quien le pueda interesar…
El agua que rodea la lancha sirve de cuna para el pequeño cuerpo que tengo en mis brazos. Le prometí un lugar mejor cuando alcanzara la costa, un paraíso para los dos; pero no cabemos, se ha infectado de manzanas podridas, fruto que ni siquiera nos dan a probar para decidir quién entra y quién no en el paraíso.
El dolor amargará su estómago y explotará en sus rostros con los restos de los cadáveres que flotan en los océanos grises. Vivirán el infierno en sus carnes y llorarán sangre muerta. Las bombas que estallan al anochecer, les despertarán a plena luz del día y sus conciencias entenderán por qué te he inducido al sueño, hijo mío.
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