AGUAS CLARAS, Laura Valdez

A Milagros Salas, presa política

Milagros sigue agazapada en un rincón de la mugrienta celda. Está presa, sin juicio ni sentencia, hace más de un año; víctima del machismo racista que gobierna Jujuy; tal vez, la provincia más pobre del norte argentino.  

La oscuridad del lugar es casi absoluta y el fétido olor lastima sus sentidos. Tiene miedo, está agotada y desea bajar los brazos. Sin embargo, recuerdos luminosos llegan hasta ella y la arrancan del lugar para devolverla a la vida y a la lucha. 

*** 

Las luces del sol se reflejaban en las aguas de la piscina y la niña miraba con ilusión a los otros pibes que, chapoteando, le ganaban al agobio del verano.  

Ese día, el calor arreciaba como nunca; la tórrida mañana dejaba sin aliento a los trabajadores que, desde el amanecer, escarpían las tierras del patrón. Milagros, que hacía ya un tiempo vivía en las calles, había conseguido una changa en la estancia tratando de matar el hambre. Aferrada a las rejas que la alejaban de las frescuras del agua, e imaginando su cuerpo sumergido allí, no escuchó los pasos del capataz.  

—¿Qué hacés ahí, india de mierda? Salí de acá y andá a laburar.  
El golpe la arrojó contra la tierra y la sangre brotó con fuerzas del oído de la niña. Desde el suelo, miró con todo su odio al hombre que, apenas menos pobre, se burlaba de su aspecto.  
—Algún día, los indios de esta provincia tendremos nuestras propias piscinas— murmuró muy bajito.  

Y, de a poco, su voz se fue levantando hasta llegar a los gritos que exigieron justicia social. 

*** 

Hoy, cuarenta años después, las aguas claras de las piscinas de la Tupac yacen podridas y nauseabundas, como la justicia jujeña.  

2 comentarios:

  1. Qué hermosa que eres sobrina adorada...Dios te bendiga por tu gran corazón.Gracias por ser nuestra ahijada,Te amamos!,,,

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  2. Gracias tío querido. Yo también estoy orgullosa de tener un padrino tan hermoso como vos. Te quiero mucho, mucho, mucho

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